Voyages

Dalmacia, la región de las mil y una islas

La costa de Croacia presenta muchos atractivos para el turismo, tanto cultural como de sol y playa.

Desde siempre codiciada por los griegos, romanos, otomanos, venecianos, austriacos y franceses, la costa dálmata ha conservado las huellas de los pueblos que la han querido conquistar. A pesar de la trágica guerra que ha sacudido sus entrañas, Dalmacia se ha recuperado de manera extraordinaria de las secuelas del conflicto devastador que estalló en la ex Yugoslavia en los años noventa.

Ante el nuevo conquistador, el turista, esta región ha sabido, hasta ahora, evitar el desastre urbanístico provocado por el turismo de masas en el litoral mediterráneo. La costa adriática de Croacia ha conseguido preservar una rica mezcla de historia, cultura, pueblos y maravillas naturales, con las 1.185 islas que la bordean, rodeadas de aguas turquesas de una increíble claridad.

Debido a su situación estratégica (protegida por las altas montañas del norte y por las magnificas islas del archipiélago), el emperador romano Diocleciano eligió la ciudad de Split como residencia de descanso, donde en el año 305 de nuestra era hizo construir un palacio monumental de 40.000 metros cuadrados. Con sus 400.000 habitantes, Split es hoy la segunda ciudad más importante de Croacia y principal puerto del país. Su enorme palacio romano, único de la época del Bajo Imperio Romano conservado y declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979 por la UNESCO, esconde detrás de su imponente muralla edificios de toda época, que conviertien su casco histórico en verdadera ‘ciudad museo’.

Las vistas desde las ventanas del café Luxor, antiguo palacete del siglo XV, son extraordinarias: pequeños palacios venecianos y renacentistas se entremezclan con las columnas romanas y algunos vestigios egipcios, como la esfinge situada frente a la catedral de San Domnio, antiguo mausoleo del emperador. Esta increíble mezcla de estilos arquitectónicos de toda índole, que se asemejan a un escenario de teatro, son los testigos vivos del crisol de culturas que ha habitado esta tierra. Pero más que un museo, el recinto palaciego tiene la sorprendente característica de que los maravillosos vestigios sirven también de viviendas para unos 3.000 inquilinos.

Otro de los destinos más interesantes y bellos de la costa Dálmata es Dubrovnik, ciudad declarada patrimonio mundial por la UNESCO. Conocida como “la perla del Adriático”, cuenta entre sus principales atracciones con un bello recinto amurallado y unas construcciones que la convierten en una especie de gran museo al aire libre.

Desde Split, varios ferrys y catamaranes facilitan el acceso a las mil y una islas que se difuminan a lo largo de su extensa costa, cuya belleza y encanto han recibido los mejore selogios de las revistas de viaje a nivel internacional. A una hora de Split, el ferry llega a Brac, una de las mayores islas del archipiélago, para atracar en el puerto de Supetar.

Situado al lado opuesto de este puerto, Bol constituye un importante centro turístico. Muy popular en la estación estival, obtiene su fama por su playa de arena, una de las pocas de la zona del llamado ‘Cuerno de oro’. Pinos, cipreses, olivares que crecen en el terreno calcáreo, pequeños pueblos con sus techos de piedra blanca constituyen los elementos de esta isla poco poblada (14.000 habitantes).

NATURALEZA EXHUBERANTE

Virgen y salvaje, su paisaje mediterráneo sorprende por la abundancia de su naturaleza y de sus piedras acumuladas en montículos entre los cultivos. Famosa por sus canteras de piedra blanca, la misma con la que se construyó el Palacio de Diocleciano en Split, la isla alberga, en el delicioso pueblo de Pucicsa, una escuela nacional de piedra donde los jóvenes aprenden a esculpir.

A una hora y media de Split, la isla vecina de Brac, Hvar, ofrece un entorno aún más mediterráneo, con sus campos de lavanda, que perfuman su dulce campiña. Desde los griegos hasta los romanos, pasando por los eslavos, los venecianos y el Imperio Austro-Húngaro, la deliciosa isla retiene las huellas de su estancia. Los griegos, por ejemplo, fundaron allí hace 2.500 años la colonia de Faros, llamado hoy Starigrad o Ciudad Vieja. Conquistada por los romanos y los ilyrios, la isla debe su auge a la Serenísima República de Venecia, que la convirtió en el puerto más importante de la costa adriática. En las calles de la ciudad de Hvar se pueden admirar palacios venecianos del siglo XV y XVIII.

Ciudad portuaria culminada por una fortaleza monumental creada por la República de Venecia, sus encantadoras callejuelas medievales con palacios renacentistas y barrocos, sus casitas de típico techo rojo y su elegante paseo marítimo bordeado de palmeras se han convertido en el lugar predilecto de la ‘jet set’ que llega con sus barcos de lujo. En el magnífico edificio del Hotel Palace de Hvar, el primer hotel de lujo de la costa adriática, construido en 1868, vino a reponerse la famosa emperatriz Sissi.

Aquí también nació el teatro más antiguo de Europa, edificado en el año 1612, justo enfrente del mar. Tanto Hvar como Brac permiten por un ratito perder la noción del tiempo mirando sus aguas sorprendentemente transparentes que invitan a bañarse y descubrir cómo las perlas del Adriático pueden ser un verdadero bálsamo para los sentidos, el cuerpo y el alma.

ISLA DE ST KLEMENT: Pequeños barcos privados se dedican a llevar los turistas en las islitas que rodean Hvar, sedientos de descubrir las maravillas que esconde esta costa. Testimonio de la influencia veneciana en la zona, la isla de St. Klement es un verdadero refugio para el descanso. Totalmente aislada, se ha convertido en un verdadero museo botánico con todo tipo de plantas tropicales. Hace 300 años, la familia veneciana Meneghello compró esta isla y sus descendientes han importado plantas de todo el mundo. Expropiada en parte por el régimen comunista, la familia posee hoy en día solamente una parte de la isla. Sin embargo, hace diez años abrieron un restaurante hoy transformado en una colonia de artistas croatas. Más de 100 escultoresy pintores contemporáneos han sido invitados por Dagmar Meneghello, crítica de arte, para exponer.


Articlé publié en octobre 2007. Photos et textes: tous droits réservés.