Politique Internationale

Los tentáculos de Al Qaeda

CACHEMIRA: Desde 1949, Cachemira, símbolo de una partición inacabada, es objeto de discordia entre Pakistán y la India. Los atentados de Bombay han radicalizado aun más un conflicto sin salida

Decenas de cadáveres dispersos en el suelo, miembros sueltos entre los escombros de los trenes, gritos y llantos dantescos, vagones reventados. Esta escena apocalíptica es la que vivió Bombay, la capital financiera de la India, el 11 de julio de 2006, al estallar ocho bombas con 15 minutos de intervalo cada una. El balance de la matanza es terrible: 200 muertos y 714 heridos.

Son las 18.20 cuando se produce la primera deflagración en la estación de tren de Bombay. A esta explosión le siguen otras seis, sembrando el caos y el espanto en la ciudad de la India. Una situación que recuerda a la vivida en Madrid el 11 de marzo de 2001, cuando explotaron los trenes de la estación de Atocha. Las fechas del 11-S 2001, 11-M 2004, 11-J 2006 resuenan en el oído como la firma macabra de la red terrorista Al Qaeda.

Aunque no se haya definido todavía la verdadera autoría de los atentados, todas las sospechas recaen sobre algunos grupos islámicos que reivindican violentamente la independencia de Cachemira, un territorio objeto de disputas entre Pakistán y la India desde que, en 1947, se declaró la independencia de este país. La organización Lashkar-e-Qahhar, un grupo desconocido, ha sido la única que, a través de un comunicado, ha asumido la autoría de la masacre. No obstante, todas las sospechas apuntan al grupo separatista de Cachemira Lashkar-e-Taiba, o LeT (Ejército de los Justos), un grupo vinculado a la red Al Qaeda.

La policía local asegura que el explosivo utilizado, el RDX, es un material habitualmente empleado por este grupo en los últimos atentados sangrientos que afectaron a la India. Otras líneas de investigación sospechan del Yaish-e-Mohamed (el Ejército de Mohamed), un grupo considerado por Estados Unidos como afiliado a Al Qaeda. Incluso, consideran la posibilidad de una acción conjunta del LeT con el Movimiento de Estudiantes Islámicos de India (SIMI). « Ningun grupo local hubiera podido organizar esta matanza, porque los atentados eran muy sofisticados, destructivos y muy bien orquestados.

Las sospechas indican que se trata del mayor grupo terrorista operativo en Cachemira y el sospechoso lógico es el LeT. El LeT estaba también implicado en los atentados contra el Parlamento indio del 14 de diciembre de 2001″, explica Sumit Ganguly, profesor en Ciencias Políticas en la Universidad americana de Indiana, especializado en Cultura y Civilización India.

Negociaciones estancadas

En cualquier caso, ambas organizaciones, el LeT y el SIMI, han negado su implicación en las explosiones de los trenes. El portavoz del LeT se desmarca de la autoría tachando a los responsables de « bárbaros inhumanos ».

Sea quien fuere el autor material, el profesor Ganguly no duda en señalar la sombra de Al Qaeda en los atentados: « Estos grupos están vinculados a la red Al Qaeda. Odian a la India, a los hindúes y quieren hacer de Cachemira un estado islámico », dice el profesor Ganguly.

Según un comunicado de la agencia AP, el representante de Al Qaeda en Cachemira, Abu Al-Hadid, declaró: « Expresamos nuestra gratitud y nuestra alegría a cualquiera que haya organizado los atentados de Bombay ». Más allá del coste humano de la matanza, los atentados van a tener un alto precio a nivel político y van a afectar directamente al proceso de negociación que Nueva Dehli e Islamabad empezaron hace tres años. « El ministro de Asuntos Exteriores indio anunció bajo estas circunstancias la suspensión de las negociaciones » entre Pakistán y la India e instó al Gobierno de Islamabad a « acabar con su apoyo al terrorismo ».

Desde su creación en 1947, Pakistán y la India se enfrentan por el dominio de Cachemira, símbolo y resultado de un proceso inacabado de partición del territorio. Después de la independencia de la India británica, Pakistán y la India se desarrollaron a raíz desus respectivas creencias religiosas. Básicamente, Pakistán nació para dar un hogar a los musulmanes de la India británica mientras la India lo hizo respecto a la poblaciónhindú. « En el proceso de independencia en 1947, todos los estados principescos —que tenían vínculos con el Imperio Británico— se tuvieron que integrar en uno de los dos nuevos estados que surgieron: India y Pakistán. Hubo varios casos conflictivos; el más grave fue el caso de Cachemira », explica Rubén Campos, experto en Asia Meridional y el Sudeste Asiático y asistente del Director de Programas del Club de Madrid. Durante el proceso de partición, el maharajá hindú Hari Singh optó por la independencia de su Estado, de mayoría musulmana, de Pakistán, lo que provocó una ofensiva militar en Cachemira. El maharajá pidió la ayuda de tropas indias y al final optó por su incorporación en la India, lo cual hizo estallar la primera guerra indo-pakistaní.

En 1949, la intervención de Naciones Unidas concluye con un alto el fuego y la división de la provincia en dos, a través de una línea de control: 37% del territorio fue concedido a Pakistán, que bautizó su parte Azad Cachemira (Cachemira liberada), y el 63%, a la India (Jammu-Cachemira).

Una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pidió tanto la retirada de las tropas pakistaníes de Cachemira como la organización de un referéndum en Jammu-Cachemira. El asunto se envenenó con la entrada de China en el conflicto, que reivindicó la parte noreste del Jammu-Cachemira, el condado de Aksai Chin, haciendo culminar la disputa fronteriza en la guerra chinoindia de 1962.

Enfrentamiento ideológico

Según Rubén Campos, el conflicto sobre el Cachemira, es un « enfrentamiento ideológico, vinculado a las ideas de construcción de cada uno de los Estados ». Este profesor de Relaciones Internacionales cuenta que existen también « muchos conflictos respecto al tema del control del agua, por los ríos que pasan por ambos Estados ». Islamabad y Nueva Delhi disputan también por la pertenencia del glaciar Sachien, situado en la línea de control.

Desde la independencia, este conflicto ha provocado tres guerras entre Pakistán y la India: en 1949, 1965 y 1971. Ambos países reclaman la gestión administrativa de Cachemira en su totalidad y cada uno considera la parte administrada por el rival como zona ocupada. Cerca de la línea de control que divide la provincia se enfrentan periódicamente los ejércitos indios y pakistaníes. A partir de los años noventa sube el tono del enfrentamiento entre ambos Estados hasta que las divergencias llegan a incluir alarmantes referencias al uso de la bomba atómica.

En 1998, India procedió a realizar cinco ensayos nucleares, a los que Pakistán respondió con otros cinco, convirtiendo las escaramuzas fronterizas en una de las crisis más peligrosas del mundo. En 1999, la infiltración de soldados pakistaníes y guerreros yihadistas en la ciudad de Kargil dio lugar a una crisis de alcance internacional, que condujo a la India y a Pakistán a rozar la guerra nuclear. Frente a la gravedad de esta situación, Islamabad y Nueva Delhi empezaron a sentarse en la mesa de negociación. « Hicieron importantes esfuerzos para mejorar las relaciones. Habían abierto de nuevo una línea de autobús y se habían puesto de acuerdo para informarse sobre los ensayos nucleares », comenta Sumit Ganguly.

Para los habitantes de Cachemira, la restauración de esta línea era fundamental, ya que muchas familias se quedaron divididas tras el trazado de la línea de control. Sin embargo, complejos procedimientos burocráticos continúan impidiendo a muchos habitantes de Cachemira obtener el permiso para cruzar dicha línea.

Bajo la presión internacional, especialmente después del 11-S, Pakistán empezó a desmantelar las redes terroristas con sede en el país. Sin embargo, el régimen militar pakistaní continua siendo muy hostil hacia Nueva Delhi. Según un informe de la organización International Crisis Group (ICG), muchas organizaciones islámicas radicales consideran traidores a los grupos moderados que están a favor de la negociación con Nueva Delhi, y consideran que la Yihad es la única manera de liberar Cachemira de la opresión india. Nueva Delhi no se fía de las promesas realizadas por el general Pervez Musharraf, que considera más retóricas que reales. El Gobierno pakistaní ha permitido el florecimiento de algunas organizaciones religiosas extremistas, los grupos de la Yihad, así como de las escuelas coránicas, las madrasas. Según ICG, « ninguna acción administrativa y legal contra las organizaciones militantes ha conseguido desmantelar una infraestructura terrorista muy bien anclada y expandida. Todos los grupos extremistas desterrados siguen existiendo bajo nuevos nombres ».

Política de represión

Para Rubén Campos, el recrudecimiento de la violencia tiene que ver con las medidas represivas tomadas por Musharraf contra estos grupos. « Hay que tener en cuenta que el Gobierno pakistaní ha tenido históricamente una relación privilegiada con estos grupos terroristas islámicos radicales, que en muchas ocasiones han utilizado sus actuaciones como recurso político. Después del 11-S y de la guerra en Afganistán, hay una serie de decisiones que hacen que haya una relación más conflictiva con estos grupos », dice. La política de represión absoluta por parte de Islamabad ha provocado « una actitud mucho más de confrontación frente al Gobierno militar », apunta el profesor, para quien sus actividades terroristas pueden « formar parte de una estrategia para debilitar al Gobierno de Musharraf ».

El profesor Ganguly cree que existe una colaboración estrecha entre estos grupos y la red Al Qaeda: « En la página web de Al Qaeda, se habla de una conspiración entre los cruzados, los hindúes y los sionistas, es decir entre EE UU, Israel y la India ». No ve una resolución próxima del conflicto, dada la actual situación, « mientras siga existiendo el régimen militar en Islamabad y mientras Estados Unidos lo siga apoyando ». Teme que el conflicto vaya a continuar si Washington no presiona suficientemente al general Musharraf. Según Ganguly, una de las claves para encontrar una solución reside en el desgaste de Pakistán a largo plazo:

« Si la India sigue creciendo económicamente y militarmente, va a aislar a Pakistán y, de esta manera, la crisis alcanzará su final ». Mientras tanto, ¿cuantos muertos más deberán producirse hasta que una de las dos partes ceda en sus pretensiones?

Article publié en 07.2006. Texte: tous droits réservés