Politique Internationale

Muros contra la pobreza

EEUU: Tres muros fueron construidos en la frontera con México mientras se firmaba el acuerdo de librecomercio, NAFTA, en 1994. Ahora, la Cámara Baja vota otra ley para cerrar aún más la frontera.

Construir un muro de 1.130 kilómetros para sellar la frontera de 3.150 kilómetros entre Estados Unidos y México constituye una de las medidas que prevé la ley para la protección de las fronteras, la lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal, cuya ratificación deberá votar el Senado estadounidense este mes. Esta ley, una iniciativa del congresista republicano James Sensenbrenner, ha sido aprobada por 233 votos a favor y 189 en contra en diciembre de 2005 por la Cámara de Representantes. El texto autoriza la construcción de un nuevo tramo de muro en la frontera entre Tijuana (México) y San Diego (EE UU), e introduce medidas que criminalizan al clandestino, así como a las personas que les ayudan a quedarse en Estados Unidos. Los responsables se arriesgan, según Andrew Grove, del diario Washington Post, « a penas de entre tres y 20 años de cárcel ».

« El muro no es nuevo », apunta Emmanuelle Le Texier, investigadora de la Universidad de Lille (Francia). « En tres Estados hay muros desde hace diez años. La primera fase de la operación ‘Gate Keeper’ se materializó en la frontera entre California y México, cerca de San Diego.

Luego llegaron los proyectos ‘Hold the Line’ en Texas y ‘Save Guard’ en Arizona ». Para Andrew Selee, director del Instituto de México del Centro Woo drow Wilson, « la parte más importante de la ley no es tanto el muro físico, sino más bien las medidas que criminalizan a la inmigración, que convertirían en delito cruzar la frontera y ayudar a personas que estén indocumentadas. Darles alojamiento o trabajo se convertiría, así, en un crimen. Es un síntoma preocupante que se comience a hablar de una población de diez u once millones de personas en Estados Unidos como si fueran criminales ». Emmanuelle Le Texier estima también que la cifra de indocumentados oscila entre « ocho y diez millones de personas », de las cuales tres millones son de origen mexicano. « Cada año entran ilegalmente en Estados Unidos alrededor de 500.000 mexicanos », añade. El Washington Post considera que los flujos migratorios de México hacia el vecino del norte han aumentado especialmente en los últimos 15 años. « En 1995 había 2,5 millones de ‘sin papeles’ en Estados Unidos. Desde entonces han llegado ocho millones más », escribe Harold Meyerson.

Este periodista vincula la llegada masiva de clandestinos al acuerdo de libre comercio, NAFTA —North American Free Trade Agreement—, firmado en 1994 entre Estados Unidos, Canadá y México. Comenta que dicho acuerdo, en vez de haber aumentado los ingresos y reducido los precios en esta zona, ha tenido « efectos devastadores sobre la agricultura mexicana » y sobre el nivel de vida de los mexicanos, que ha disminuido drásticamente. « En 1993-1994, poco antes de firmar el acuerdo NAFTA, los sueldos mexicanos representaban el 15% de los sueldos americanos. En 2002, estos ingresos han bajado al 12%. De 1994 a 2000, la tasa oficial de pobreza mexicana aumentó del 45,6 % al 50,3% ». Como apunta el subdirector del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Pedro Pérez Herrero, « hay una precarización del empleo (…) la mano de obra campesina ha tenido que ir a malquiladoras, los centros de ensamblaje ».

Según Andrew Selee, una persona que vive en EE UU obtiene de promedio seis veces más ingresos que una persona en México ». Los ‘sin papeles’ mexicanos suelen venir de « zonas rurales muy pobres de México. Para ellos, todo trabajo en el sector de los servicios pagado a cinco dólares la hora es una gran ventaja », comenta Le Texier. De hecho, los acuerdos NAFTAprevén la libre circulación del comercio, pero no la de las personas.

Desde la ratificación de los acuerdos, se ha podido observar « una tendencia hacia la desregulación de la legislación laboral en México, como lo ilustra el fenómeno de las denominadas ‘maquiladoras’ —centros de manufactura que surgieron a raíz de los Programas de Desarrollo Fronterizo—, donde el derecho laboral es casi inexistente », comenta la investigadora.

Un cruce de fronteras mortal

Para mejorar su nivel de vida, el trabajador mexicano está dispuesto a pagar cada vez más, ya que « desde la militarización de la frontera se han disparado las tarifas: el viaje se paga entre 4.000 y 5.000 dólares », evalúa Emmanuelle Le Texier. Un viaje que para algunos acabará con la muerte, ya que el cruce de la frontera se ha vuelto cada vez más peligroso.

Para evitar la valla de seguridad, bien controlada y equipada con sistemas de vigilancia de última tecnología, los clandestinos realizan el viaje a pie por lugares fronterizos extremadamente áridos y desérticos. Incluso « se ha descubierto un túnel de varios kilómetros excavado bajo los muros », cuenta la investigadora francesa. Calcula que « unas 1.000 personas al año mueren al cruzar la frontera. Es decir, casi 12.000 muertos desde la militarización de la frontera en 1994 ». ¿Es necesario subrayar que la fecha de la construcción de las primeras piezas del muro coincide con la ratificación de los acuerdos de libre comercio con México?

Sin embargo, los expertos coinciden en decir que la propuesta de la Cámara Baja es más simbólica que real, y que tanto el « déficit presupuestario, como la guerra externa del país » no permiten gastar más dinero en construir más tramos de muro. Para vigilar sus fronteras, el Gobierno americano tiene un presupuesto de tres millones de dólares al año, según Emmanuelle Le Texier, que opina que la ley antiterrorista ‘Patriot Act’ de 2001 « ha despertado el miedo a la inmigración ».

Según ella, desde los años 90, a través del politólogo Samuel Huntington se ha introducido un debate sobre el ‘peligro hispano’, ya que esta comunidad es la más numerosa del país, con 39 millones de hispanos viviendo en Estados Unidos, lo que representa casi el 13,5% de la población.

Muchos clandestinos latinos suelen trabajar en el sector de los servicios y de la industria de grandes empresas americanas que necesitan mano de obra barata. Por ello, la investigadora piensa que « las medidas de vigilancia de las fronteras son más bien simbólicas. Muestra a la opinión pública que las fronteras están bien controladas y que ningún terrorista musulmán podría pasar por esta frontera ». Pedro Pérez Herrero subraya también que « la frontera entre EE UU y México está muy politizada y muy contaminada por los sucesos del 11-S. Como la política de Bush es una política que ha apostado claramente por la lucha contra el terrorismo, que pone al mismo nivel terrorismo y migración, habrá, según Bush, que poner muros, tanques y bombas ». Con la diferencia de riqueza entre ambos países, piensa que los inmigrantes pasarán como sea.

« Lo que está pasando en esta zona nos proporciona importantes lecciones para solucionar el problema actual de las fronteras en Europa. La solución americana se ha convertido en el ‘modelo’ o, mejor dicho, en el ‘contra-modelo’ de la manera en que Europa entiende sus fronteras », concluye Emmanuelle Le Texier.

Article publié en février 2006. Texte: tous droits réservés